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Dólar en la mira: por qué el BCRA puede operar con reservas negativas, sin consecuencias

La economía argentina transita por un estrechísimo y peligroso desfiladero desde hace varios meses. El gobierno de Alberto Fernández decidió consumirse todas las reservas del Banco Central en lugar de avanzar en las reformas estructurales que el país necesita.

Así, durante los ya casi cuatro años de mandato, las tenencias de la autoridad monetaria se redujeron en U$S 23.000 millones.

Por qué el Banco Central opera con reservas negativas

Las consecuencias comenzaron a sentirse con más virulencia desde principio de este año cuando la sequía cubrió de polvo seco las arcas que debían ocupar los "billetes verdes" en el edificio de Reconquista 266, el mismo que el candidato presidencial por La Libertad Avanza (LLA), Javier Milei, quiere "dinamitar" por ser el responsable de la "decadencia de la Argentina".

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Cuando el eco ensordecedor de la bóveda vacía puso contra la espada y la pared a Fernández y a su ministro de Economía, Sergio Massa, apareció "la ley del último recurso" que, según el criterio del árbitro, "puede expulsarte de la cancha": usar los encajes bancarios para pagar deuda y financiar importaciones.

En un país con institucionalidad fuerte y sistemas bancarios intocables esta acción de gobierno hubiera sido imposible o cuánto menos hubiese profundizado la crisis. Sin embargo en la Argentina, a sólo 22 años del fatídico 2001, un gobierno se animó a usar parte de los depósitos del público y no pasó nada.

El "esto va a explotar" que tanto repetían analistas y economistas se basaba, entre otros fundamentos, a la decisión del gobierno de utilizar dinero que no era suyo. El consenso era que más temprano que tarde, el público alarmado por esta situación iba a provocar una corrida bancaria –al menos sobre los depósitos en dólares- que harían colapsar el sistema. 

Por qué el Banco Central puede operar con reservas negativas sin consecuencias

Con esta posibilidad en todas las mesas de estudio, varios analistas comenzaron a seguir con más atención la evolución de los depósitos en dólares en los bancos, los retiros del público y los giros de billetes que el Central le hacía diariamente a las instituciones financieras.

Principalmente antes de las elecciones, los bancos querían tener en sus bóvedas los suficientes billetes "cara grande" para entregarle a todo aquel que lo viniese a reclamar. Sin embargo, nunca hubo pánico, ni, hasta el momento, corrida.

¿Por qué esta supuesta tranquilidad del público?

El destacado economista Ricardo Arriazu esbozó una teoría fundada en datos de las propias instituciones bancarias.

En un webinario organizado por una casa de inversión, Arriazu conjeturó que no hubo retiro masivo de depósitos de dólares de los bancos porque ese dinero "está en poder del chiquitaje" que no tiene como resguardarlo.

El economista sostuvo que mayoritariamente los depósitos en dólares que ahora permanecen en los bancos son de cuentas con menos de U$S10.000 cuyos propietarios no encuentran mejor lugar para tenerlos.

"Son personas que por ejemplo no tienen una caja de seguridad y entonces evalúan que el riesgo de tener el dinero en su poder es mayor que el que sugiere tenerlo en una institución bancaria", explicó.

Bajo esta teoría, podría decirse que, en este escenario puntual, la inseguridad jugó en favor del gobierno ya que la gente prefiere el dinero en un banco a tenerlo en su casa.

Según calculó Arriazu, las reservas netas negativas del Banco Central superan los U$S 13.000 millones. Estimó que este desequilibrio podría compensarse parcialmente cuando ingresen los U$S 7.500 millones que prometió para la semana que viene el FMI.

El tema de resguardar el dinero no es menor en una sociedad donde reina la inseguridad.

Mayoritariamente los depósitos en dólares que ahora permanecen en los bancos son de cuentas con menos de U$S10.000

Actualmente el sistema está prácticamente trabajando al tope de su capacidad instalada y hay planes de inversión por parte del sector privado.

En algunos bancos, la lista de espera para poder alquilar una unidad puede superar los seis meses y el costo –que se actualiza con la inflación- puede variar entre $10.000 y $30.000 mensuales.

Según un reciente estudio del sector, en la Argentina existen tan sólo 850.000 cajas de seguridad. De ese universo, cerca de 800.000 son administradas por las instituciones bancarias tradicionales y otras 50.000 por empresas privadas dedicadas a tal fin. Con el escenario descripto existen varios planes de inversión para expandir la oferta.

Las ventajas del sistema privado es que estas casas ofrecen un servicio más amplio que el bancario con horarios más extensos incluyendo fines de semana y feriados. Al mismo el menú también suma salas privadas para realizar todo tipo de transacciones.

Según un trabajo de la cámara que las agrupa, en la Argentina el 70% de las personas guarda dinero, mientras que en el resto del mundo se las utiliza en mayor proporción para guardar valores (joyas) o documentación.

Esto también marca la baja inversión de los argentinos que prefieren guardar el billete antes de volcarlos a un sistema que lo multiplique.