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El estudio de abogados centenario que conserva clientes desde principios del siglo XX

Parte de los socios de Beccar Varela. Desde la izq., Horacio Beccar Varela, María Shakespeare, Tomás Allende (adelante), Gonzalo García Delatour, Miguel Remmer y Maximiliano D'Auro (atrás).
Parte de los socios de Beccar Varela. Desde la izq., Horacio Beccar Varela, María Shakespeare, Tomás Allende (adelante), Gonzalo García Delatour, Miguel Remmer y Maximiliano D'Auro (atrás). - Créditos: @DIEGO SPIVACOW / AFV

En el universo de los grandes estudios de abogados de Buenos Aires, las firmas que superan los 100 profesionales entre socios y asociados se cuentan casi con una mano. El estudio Beccar Varela –o Beccar Varela a secas, como fue renombrado hace unos años en una actualización de marca- es uno de ellos. Fundado en 1897 por Horacio Beccar Varela –abogado y político que tuvo 12 hijos y muchos descendientes vinculados luego al mundo del derecho, se calcula que más de 100-, el 8 de julio último cumplió 125 años. Fue uno de los primeros estudios jurídicos argentinos en adoptar un perfil corporativo ligado al asesoramiento a empresas locales y extranjeras, al estilo de las grandes firmas de los países anglosajones, y hoy todavía conserva clientes de sus primeros tiempos.

En 1914, por ejemplo, Beccar Varela asesoró al Citibank en la apertura de su oficina en Buenos Aires, la primera del banco fuera de los Estados Unidos –cuando el rápido crecimiento de la Argentina despertaba un caluroso interés inversor. Desde ese momento, el Citi figura en su cartera, a la que se irían agregando con el correr de los años otras entidades, como el Banco Galicia, de capital local. Unilever es otro caso de multinacional con la que el estudio mantiene una relación ininterrumpida de décadas. Frigoríficos y laboratorios que cambiaron de dueño y de nombre a lo largo del tiempo, pero siguieron ligados a la firma, también integraron e integran esa lista.

“No hay muchas empresas con tanta historia en la Argentina”, señala Horacio Esteban Beccar Varela, socio administrador del estudio hace 22 años y cuarta generación de la línea fundadora. Desde el momento de su nacimiento, la firma siempre fue comandada por un Beccar Varela. Pero cuando el actual número uno se retire dentro de unos años, ya no pasará lo mismo, anticipa: por la norma implementada hace casi una década que impide el ingreso de hijos de socios, no quedan descendientes de esa rama dentro del estudio. “Soy el último”, dice Beccar Varela y aclara que la profesionalización constante de la firma –en cuyo marco se explica la regla de excluir a los hijos para “evitar cualquier rasgo de nepotismo”- es el gran desafío y la clave a su juicio para permanecer en el tiempo.

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Beccar Varela tiene hoy 160 abogados, de los cuales 44 son socios, y cubre todas las prácticas del derecho vinculadas con la actividad de las empresas, hasta lo penal y penal económico. Con el personal administrativo y de soporte reúne en total unas 250 personas, en dos sedes: la principal en el edificio República, en la zona de Plaza Roma del Microcentro porteño, y una segunda en Tigre.

Como novedad, el estudio acaba de inaugurar formalmente una oficina en Uruguay, en la zona franca. El proyecto de expansión del otro lado del río arrancó antes de la pandemia y tomó forma definitiva este año.

Parte de los 44 socios de Beccar Varela en la sede del Edificio República, en Plaza Roma.
Parte de los 44 socios de Beccar Varela en la sede del Edificio República, en Plaza Roma. - Créditos: @DIEGO SPIVACOW / AFV

“Si me preguntan hoy quiénes son nuestros clientes, la pregunta va cambiando todo el tiempo y es difícil de responder”, señala Beccar Varela. “Al principio eran empresas y bancos extranjeros y nacionales. Luego fueron empresas y personas, empresarios, ejecutivos y hasta deportistas de primera línea. Hoy son empresas y personas que hacen algún negocio y necesitan un abogado. Y tal vez lo único que hicimos en algún caso fue una operación puntual. O son empresas que quieren salir al mundo y nosotros las acompañamos. Es muy cambiante y dinámico”, agrega.

Como les sucede a otros grandes estudios jurídicos, el tipo de consultas que recibe Beccar Varela es una suerte de pintura de la actividad económica y las necesidades de las empresas desde el punto de vista legal. En los últimos años, los temas regulatorios y cambiarios volvieron a ganar espacio, en reflejo de la intervención del Estado en la economía. Las preguntas de “¿cómo me impacta esta resolución?” o “¿qué se puede y qué no se puede hacer?” se volvieron reiterativas y cotidianas en la operatoria de las compañías. Pero también hay sectores que transitan una situación más dinámica, con crecimiento real, indican en el estudio. Son los casos de energía (con foco en los proyectos renovables y la transición energética) y fintech.

“Todos los negocios de base tecnológica, además de las fintech, están creciendo”, resume la socia María Shakespeare, que lidera el área. Entre las últimas transacciones relevantes en las que intervino y que fueron públicas (porque muchos asuntos se mantienen en confidencialidad), Beccar Varela asesoró a Ualá en la aprobación regulatoria para la compra de Wilobank, el exbanco del Grupo Eurnekian, en lo que fue la primera adquisición de una entidad por parte de una fintech. También representó al grupo brasileño Quinto Andar en la compra de Navent, dueño del portal ZonaProp, y a los 14 bancos dueños de Prisma Medios de Pago en la larga operación de venta de la operadora de Banelco al fondo de inversión Advent (cuyo último tramo para la toma del 100% del paquete se cerró en marzo último).

La emisión del primer bono sustentable con enfoque de género para la ONG Sumatoria fue otro de los trabajos de carácter público que los ocupó en el último tiempo, relacionado con un área a la que ven mucho potencial: la sostenibilidad. “Hay un cambio de paradigma en los negocios”, sintetizan.

Consensos para perdurar

¿Qué hace que una firma se sostenga durante 125 años en un país de ciclos tan intensos como la Argentina? ¿Puede extraerse alguna fórmula? Beccar Varela dice que se lo preguntó cuando tuvo que armar el discurso para la celebración del último aniversario, en julio. “Puedo hablar de los últimos 20 años que me tocaron a mí. Creo que en general nuestro sistema de toma de decisiones entre los socios es de mucho consenso, y eso contribuye mucho. Nos ayudó el hecho de perseguir siempre la profesionalización, cuanto más mejor, y no buscar atajos. Y también la suerte, porque hemos tomado decisiones equivocadas, pero evidentemente no fueron tantas”, resume.

Otro punto que rescata es el compromiso que advierte de parte de los socios de que la organización los trascienda. “La competencia en el mercado local es muy buena y muy fuerte y obliga a no bajar los brazos. También tenemos mucha competencia regional con un estándar de calidad global. En ese sentido, la globalización empezó hace 30 años para nuestro mercado”, describe el escenario competitivo el abogado.

En Beccar Varela advierten una nueva tendencia a la concentración en materia de servicios legales que puede –en su visión- darle ventajas a las organizaciones más grandes. Y mencionan dos factores que abonan esa perspectiva: la necesidad de inversión en tecnología y capacitación que una firma grande puede solventar en mejores condiciones que una mediana para no perder el tren; y la complejidad de los asuntos legales que enfrentan las empresas en todo el mundo, lo cual demanda niveles crecientes de interacción y consultas entre los especialistas. Es una realidad que se está dando en el exterior, a nivel de los grandes estudios, y que también se observa acá.

Hoy es más complejo entender las agendas cambiantes de las compañías, en todo el mundo. El arco te lo corren todos los días”, comenta Beccar Varela sobre el desafío que enfrentan puertas adentro de los estudios y que fomenta un ejercicio mucho más colaborativo entre los socios, por exigencia propia de los clientes. El espinoso panorama local potencia ese escenario.

Pero en el estudio tratan de mirar más allá de los ciclos. “El contexto actual (por la situación argentina) duele, pero no nos impide ver el potencial que tiene la economía y sabemos que esto también pasará”, remata el socio Maximiliano D’Auro.