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Primera imagen detallada de un cinturón de radiación fuera del sistema solar

Madrid, 24 ago (EFE).- Una estrella enana marrón es el primer cuerpo celeste en el que se ha detectado un cinturón de radiación más allá del sistema solar, cuya imagen detallada ha captado un equipo de científicos españoles y que demuestra la universalidad esa estructura.

Situada a 18 años luz de la Tierra, en la constelación de Lyra y muy cerca de la estrella Vega, la enana marrón LSRJ 1835+3259 ya fue la primera en la que, en 2015, se descubrió la existencia de auroras fuera del sistema solar.

Fue precisamente la presencia de auroras en esa estrella lo que dio una de las pistas al equipo para llegar a detectar el cinturón de radiación, dice a Efe el autor principal del artículo que publica hoy Science, Joan Climent, de la Universidad de Valencia.

Las enanas marrones, también llamadas "estrellas fallidas", son difíciles de detectar y de clasificar, pues tiene mucha masa para ser planetas, pero demasiado pequeñas para disparar en su interior las reacciones termonucleares que alimentan a las estrellas.

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El cinturón de radiación, con forma de rosquilla y que rodea a la estrella, es diez veces más extenso que el de Júpiter y millones de veces más potente. El de la Tierra, en comparación, “es tremendamente pequeño”, indica Climent.

El científico espacial James Van Allen descubrió en 1958 que la Tierra estaba rodeada de unos cinturones de radiación, formados por electrones e iones atrapados en el campo magnético del planeta, casi a la vez se supo que Júpiter también tenía uno y, poco a poco, se fueron encontrando en todos los planetas del sistema solar con un campo magnético fuerte.

Hasta ahora, no se si sabía si estos cinturones eran algo particular de los planetas o del sistema solar, pero ahora “estamos viendo -agrega el científico- que ocurre en enanas marrones y más allá de nuestro sistema, lo que “habla de la universalidad de la estructura”.

Ese cinturón de radiación en la enana marrón da lugar a la formación de auroras extrasolares, que liberan energía de manera muy concentrada y a altísima temperatura, cuya existencia y se conocía, pero de las que ahora el equipo ha conseguido imágenes muy detalladas.

Además, se puede observar de forma simultanea la aurora y el cinturón de radiación, lo que proporciona una valiosa información sobre la geometría de la estrella.

Pero aún hay cosas por descubrir de esta pequeña estrella y su cinturón, indica Climent, entre ellas de dónde vienen las partículas cargadas de alta energía que alimentan el cinturón de radiación. En el caso de la Tierra es por el viento solar; en el de Júpiter las que le llegan de su satélite Io.

El equipo, formando también por Instituto de Astrofísica de Andalucía, la Universidad de Zaragoza y el Donostia International Physics Center, ha formulado la hipótesis de la existencia de un exoplaneta que gire entorno a la estrella, aunque de momento no se ha detectado ninguno.

El conocimiento del entorno magnético de los exoplanetas muy importante para calibrar las posibilidades de albergar vida. “Que la vida sea viable depende, en gran medida, de las características de la radiación que rodea a estos nuevos mundos", indica Miguel Ángel Pérez-Torres, del Instituto de Astrofísica de Andalucía del CSIC y coautor del artículo.

Para el estudio, el equipo empleó datos de la Red Europea de VLBI que es capaz de cartografiar cinturones de radiación en objetos cercanos y para obtener su imagen se combinaron antenas de radio gigantes repartidas por todo el planeta.

(c) Agencia EFE