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La auditora jubilada que convirtió US$ 5.000 en US$ 22 millones: “Era incluso mejor que Warren Buffett”

El presidente de Berkshire Hathaway, Warren Buffett, camina por la sala de exposiciones mientras los accionistas se reúnen para escucharlo en la reunión anual de accionistas de Berkshire Hathaway Inc en Omaha, Nebraska, EE.UU., el 4 de mayo de 2019. Foto: REUTERS/Scott Morgan
El presidente de Berkshire Hathaway, Warren Buffett, camina por la sala de exposiciones mientras los accionistas se reúnen para escucharlo en la reunión anual de accionistas de Berkshire Hathaway Inc en Omaha, Nebraska, EE.UU., el 4 de mayo de 2019. Foto: REUTERS/Scott Morgan (REUTERS / Reuters)

Anne Scheiber se jubiló del IRS a los 51 años con apenas US$ 5.000 en ahorros. Durante sus dos décadas de carrera como auditora nunca ganó más de US$ 4.000 al año ni recibió un ascenso, pero cuando murió a la edad de 101 había amasado una fortuna secreta de US$ 22 millones.

“¿Creen que Warren Buffett, ya sabes, ese hombre, era bueno en este tipo de cosas?”, dijo su abogado, Ben Clark, al New York Times después de su fallecimiento en 1995. “Ella era incluso mejor que Warren Buffett”.

Extremadamente frugal y cuidadosa con su dinero

Al igual que Buffett, Scheiber era extremadamente frugal y cuidadosa con sus decisiones financieras. Si bien no tenía mucho dinero cuando se retiró en 1944 y su pensión anual rondaba los US$ 3.000, contaba con un valioso entrenamiento en auditoría de declaraciones de impuestos que luego aplicó para invertir en el mercado de valores como una profesional experimentada.

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“No hizo más que estudiar el mercado”, afirmó Clark al Times. “Era la persona más inusual que he conocido en mi vida”.

Durante el siguiente medio siglo, Scheiber invirtió discretamente sus US$ 5.000 en una cartera diversificada que incluía participaciones en Coca-Cola, Columbia, Paramount, Pfizer, Schering-Plough, Chrysler y más de 100 acciones adicionales. Comenzó por lo básico: analizaba informes de ganancias, filosofías de gestión corporativa y reportes de calidad de productos.

Una de sus pasiones era el cine, así que con frecuencia estudiaba los informes de taquilla de la revista Variety antes de decidirse a comprar un buen número de acciones en la industria del entretenimiento.

Casa de Warren Buffett, director ejecutivo de Berkshire Hathaway. Foto: JOHANNES EISELE/AFP vía Getty Images
Casa de Warren Buffett, director ejecutivo de Berkshire Hathaway. Foto: JOHANNES EISELE/AFP vía Getty Images (JOHANNES EISELE via Getty Images)

Así como Warren Buffett, los lujos no eran algo que le llamaba la atención, y el estado de su casa al morir era una prueba de ello: Scheiber vivía en un estudio alquilado en Nueva York con paredes descascaradas, muebles viejos y estanterías repletas de polvo. Caminaba para no gastar en bus y tenía muy poca ropa, por lo que a menudo se la veía con el mismo abrigo negro y el mismo sombrero de señora.

Rara vez salía, excepto para visitar a su broker”, dijo su abogado.

Buffet es famoso por sus desayunos en McDonald’s, usar cupones, negarse a usar teléfonos inteligentes caros, conducir un Cadillac de 2014 y vivir en la misma casa que compró para su familia en 1958 por solo US$ 31.500.

Invirtió en lo que sabía con estrategias simples

Las estrategias de inversión de Scheiber han sido descritas como “simples y hasta anticuadas”. Básicamente, no se dejaba influenciar por los altibajos que podría sufrir el mercado algún que otro día, mes o año. Su regla fija era reinvertir los dividendos y aferrarse a sus acciones, a no ser que un indicador excepcional la obligara a venderlas.

Incluso cuando su riqueza aumentaba sustancialmente, Schieber optó por vivir solo de su pensión del IRS y su Seguro Social. “Ahorraba al menos el 80% de su salario”, lo que le dejaba muchos fondos para agregar a su cartera, apuntó Clark para Money Magazine, y agregó que no creía que Scheiber gastara más de 2 dólares por semana en comida. Incluso asistía a las reuniones de accionistas con una bolsa en caso de que le ofrecieran almuerzo gratis.

Era una inversora paciente y a largo plazo, como Buffett. “Nunca se dejó seducir por el dinero rápido”, dijo William Fay, su corredor en Merrill Lynch. “Su idea era obtener rendimiento a largo plazo. Sentía que a largo plazo el valor crecería”.

Letrero afuera del edificio del Servicio de Impuestos Internos, el 4 de mayo de 2021, en Washington. Foto AP/Patrick Semansky
Letrero afuera del edificio del Servicio de Impuestos Internos, el 4 de mayo de 2021, en Washington. Foto AP/Patrick Semansky (ASSOCIATED PRESS)

Más inteligente que el fisco

Como ex empleada de la agencia tributaria, Schieber encontraba maneras de evitar pagar más de lo necesario. Primero conservó todo lo que pudo sus acciones en lugar de venderlas, lo que la ayudó a evitar impuestos sobre las ganancias de capital y, como odiaba pagar comisiones, transfirió algunos de sus dividendos a bonos exentos de impuestos.

No tenía pareja ni familia viva inmediata, por lo que informó oportunamente sobre sus planes de dejar su dinero a la educación, y eso redujo la carga fiscal de su patrimonio al tratarse de una acción caritativa.

Schieber dejó la mayor parte de su fortuna valorada en US$ 22 millones a la universidad ortodoxa judía Yeshiva, en la ciudad de Nueva York. Nadie en la institución sabía de su existencia, pero honraron su legado con la beca Anne Schieber para mujeres judías con méritos económicos y académicos.

Como mujer judía, “se sintió muy satisfecha al saber que dejaría este dinero”, dijo Clark, citado por MoneyWise. “Ella decía: ‘Algún día, cuando yo esté muerta hace mucho tiempo, habrá algunas mujeres que no tendrán que valerse por sí mismas’”.

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