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Locos o imbéciles: el lúgubre futuro al que nos empuja la inteligencia artificial

Con el rápido avance de la inteligencia artificial, este escenario está pasando del ámbito de la ciencia ficción al ámbito de la posibilidad.

El lúgubre futuro al que nos empuja la inteligencia artificial (Getty Creative)
El lúgubre futuro al que nos empuja la inteligencia artificial (Getty Creative) (Yuichiro Chino via Getty Images)

Los críticos de la inteligencia artificial, e incluso algunos de sus mayores seguidores, han emitido recientemente advertencias urgentes de que un sistema de IA malévolamente desalineado podría dominar y destruir a la humanidad. Pero eso no es lo que mantiene despierto a Jaron Lanier, el “padrino de la realidad virtual”.

En una entrevista con The Guardian, Lanier dijo que el peligro real de la inteligencia artificial es que los humanos “usen nuestra tecnología para volverse mutuamente ininteligibles”. Al carecer de la comprensión y el interés propio necesarios para sobrevivir, los humanos “morirán esencialmente por locura”, advirtió Lanier.

Ya se culpa a las redes sociales y al tiempo excesivo frente a la pantalla por una epidemia de ansiedad, depresión, suicidio y enfermedades mentales entre los jóvenes estadounidenses. Se espera que los chatbots y otras herramientas y aplicaciones de inteligencia artificial lleven la participación en línea a niveles aún mayores.

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Pero no son sólo los jóvenes cuya salud mental puede verse amenazada por los chatbots. Los adultos también dependen cada vez más de la inteligencia artificial para obtener ayuda con una amplia gama de tareas diarias e interacciones sociales, a pesar de que los expertos (incluidos los creadores de IA) han advertido de que los chatbots no sólo son propensos a errores sino también a “alucinaciones”. En otras palabras, los chatbots inventan cosas. Eso hace que sea difícil para sus usuarios humanos distinguir la realidad de la ficción.

Si bien los investigadores, periodistas y formuladores de políticas están centrando una enorme atención en la seguridad y la ética de la IA, ha habido relativamente poco examen (o preocupación) de las formas en que una creciente dependencia de los chatbots puede producirse a expensas de humanos usando sus propias facultades mentales y creatividad.

Algunos expertos temen que la IA va a volver imbéciles a los humanos. Foto: Getty Images.
Algunos expertos temen que la IA va a volver imbéciles a los humanos. Foto: Getty Images. (Brankospejs via Getty Images)

En la medida en que los expertos en salud mental estén interesados ​​en la IA, es principalmente como una herramienta para identificar y tratar problemas de salud mental. Pocos en las industrias de la salud o la tecnología (Lanier es una notable excepción) están pensando en si los chatbots podrían volver locos a los humanos. Y no solo eso, también hay otros autores que piensan que la IA nos va a volver directamente imbéciles.

Como recoge el portal PsyPost en una reciente publicación, Umberto León Domínguez es un profesor de neuropsicología en la Universidad de Monterrey (México) que ha llevado a cabo un interesante estudio sobre el impacto negativo de la IA en las funciones cognitivas humanas. Según revela en dicho estudio, el uso que hacen algunos profesionales o usuarios de la inteligencia artificial podría “tener efectos catastróficos en el cerebro humano”. Y, tal y como señala, esto se debe a que la inteligencia artificial estaría actuando como “prótesis cognitiva”.

Tal y como indica Domínguez en su estudio, utilizar la IA puede influir en la capacidad de resolver problemas o planificar tareas. Así, está preocupado por un uso excesivo de ChatGPT, ya que este bot puede llegar a volver a los humanos inútiles si se cae en una paradoja: utilizar la inteligencia artificial para sustituir a algún aspecto que ya poseamos. De esta forma, si la empleamos para sustituir comportamientos cognitivos (véase tareas sencillas), asimilaremos que es parte de nuestro ser y comenzaremos a forjar dependencia.

Por ende, Domínguez defiende que conceder a la toma de decisiones, el razonamiento específico o la resolución de un problema complejo conduce, a largo plazo, a un empobrecimiento del pensamiento humano. Por este motivo, considera que la “descarga cognitiva” que ejercemos con la IA puede conllevar el riesgo de volver a la gente estúpida e incapaz de pensar cosas simples. Y, por esa razón, recomienda utilizar la inteligencia artificial en situaciones que así lo requieran, ya que de lo contrario adaptaremos a nuestro cerebro a la temida dependencia de la IA.

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