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Con la política de 'cero covid', China ha demostrado que es buena controlando; gobernar es más difícil

Dos personas se dirigen a una clínica para tratar la fiebre en un hospital de Pekín, donde ha habido escasez de medicamentos y kits de pruebas rápidas para la COVID-19, el 20 de diciembre de 2022. (Andrea Verdelli/The New York Times)
Dos personas se dirigen a una clínica para tratar la fiebre en un hospital de Pekín, donde ha habido escasez de medicamentos y kits de pruebas rápidas para la COVID-19, el 20 de diciembre de 2022. (Andrea Verdelli/The New York Times)

En su estrategia inflexible de “cero covid”, el gobierno chino fue omnipresente y omnipotente al utilizar sus recursos ilimitados y poder desenfrenado para controlar la nación. Después de haber agotado casi sus recursos y la buena voluntad de la población, el gobierno simplemente desapareció, justo cuando muchos chinos se están enfermando de gravedad a causa del virus o están muriendo a causa del mismo.

Durante gran parte de este año, Yang, un ingeniero de Shenzhen, se sometió a las pruebas para detectar la COVID-19 casi todos los días, en una de las más de 40 cabinas que construyó el gobierno en su vecindario. Cada vez que no se hacía una, su distrito le enviaba recordatorios por mensaje de texto. Después de comprar analgésicos, recibió llamadas de tres trabajadores comunitarios distintos porque el estado tenía reglas estrictas sobre la venta de esos medicamentos sin receta.

Hace varias semanas, desde que los dirigentes chinos abandonaron repentinamente su estricta política de “cero covid”, Yang casi no ha sabido nada del gobierno.

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“Ahora no hay nadie a cargo”, comentó Yang, quien pidió ser identificado tan solo con su apellido por motivos de seguridad. La escuela de su hija seguía abierta la semana pasada a pesar de que la mayoría de los alumnos se estaban quedando en sus casas, ya sea porque estaban enfermos o porque les preocupaba enfermarse. No hay ningún mandato nacional sobre el uso de mascarillas. Las personas con síntomas leves se presentan a trabajar porque ya nadie se molesta en comprobar cómo están. Los medicamentos escasean, así que Yang comparte lo que tiene con sus amigos. Su familia tiene cuatro juegos de pruebas rápidas, que están guardando hasta que de verdad sea necesario usarlos.

Para un gobierno poderoso al que le gusta presumir su control sobre el país y que ha publicado una compilación de cuatro volúmenes de discursos y artículos de su máximo dirigente titulada “Xi Jinping: el gobierno de China”, la ausencia de dirección en un momento de crisis ha hecho que la opinión pública se cuestione la legitimidad y la credibilidad del Partido Comunista de China.

También enfatiza una distinción crucial, aunque no siempre obvia, en el liderazgo.

“La capacidad de controlar es distinta de la capacidad de gobernar”, escribió Chen Tianyong, un empresario, en su cuenta de WeChat la semana pasada.

Cabinas de pruebas, las cuales han estado vacías en toda China desde que el gobierno abandonó su política de "cero covid", en Pekín, el 17 de diciembre de 2022. (Gilles Sabrie/The New York Times)
Cabinas de pruebas, las cuales han estado vacías en toda China desde que el gobierno abandonó su política de "cero covid", en Pekín, el 17 de diciembre de 2022. (Gilles Sabrie/The New York Times)

Xu Kaizhen, un autor famoso por sus exitosas novelas que exploran el intrincado funcionamiento de la política burocrática china, escribió en su cuenta verificada de Weibo que el cambio abrupto dejaba claro por completo “lo que hará nuestro gobierno, lo que le gusta hacer, lo que puede hacer, lo que no le gusta hacer, lo que no puede hacer y lo que no quiere hacer”.

Si una buena gestión pública consiste en transparencia, responsabilidad, rendición de cuentas y capacidad de respuesta frente a las necesidades de la población, el gobierno chino apenas la ha puesto en práctica, ya sea en su dura política de “cero covid” o en su reapertura caótica.

A diferencia de muchos gobiernos que tomaron medidas para aplanar la curva de infecciones antes de la reapertura, el gobierno chino de repente levantó casi todas las restricciones, una iniciativa cuyo objetivo más probable haya sido lograr que un país enorme alcanzara con rapidez la inmunidad de rebaño, aunque la gente vulnerable y de la tercera edad quedara en situaciones precarias.

El principal consejo del gobierno al público: “Estás a cargo de tu propia salud”. Desde la reapertura a principios de año, los medios de comunicación del Estado y los gobiernos locales han promovido y repetido este eslogan.

Sin embargo, la pandemia es una crisis de salud pública y este tipo de crisis explica en parte la razón de la existencia de los gobiernos.

El cambio en la estrategia del control de la pandemia no significa que el gobierno “pueda cruzarse de brazos”, declaró a la revista Caixin, Wu Jinglian, un destacado economista chino conocido por promover un gobierno más pequeño. Debe “evitar ir de un extremo al otro”.

Qin Liwen, una experiodista, escribió en su cuenta de WeChat: “Solo cuando un gobierno hace lo que se supone que debe hacer, el pueblo puede ser responsable de sí mismo”.

Los gobiernos locales tampoco han hecho gran cosa. Es probable que muchos funcionarios estén a la espera de instrucciones de sus superiores. La política “cero covid” podría cuantificarse para que todo el mundo sepa qué hacer. En un sistema jerárquico como el del Partido Comunista, los subordinados a menudo no saben qué hacer cuando el gran jefe no establece un objetivo.

Durante semanas, Xi no dijo nada sobre el fin de la política de “cero covid” del país, considerada como su campaña distintiva. El lunes, en su primer comentario público sobre el desmantelamiento de la “cero covid”, Xi fue vago, cuando dijo que la prevención y el control de la epidemia en China estaban enfrentando nuevas situaciones y tareas. Instó al público a “desarrollar buenos hábitos de higiene personal” y a “practicar un estilo de vida civilizado y saludable”. Sus declaraciones no mencionaron ni las altas tasas de infección ni la cifra de muertos.

Sería prudente que los funcionarios esperaran su directriz. Sin embargo, el público no puede esperar.

Las emociones están a flor de piel pues millones de personas se están infectando cada día, lo cual está provocando que los estantes de las farmacias queden vacíos, los profesionales de la salud, abrumados y las morgues, llenas.

“El virus no se eliminó a cero”, decía un comentario reciente en Weibo. “La credibilidad del Gobierno se ha reducido a cero”.

Un artículo que circuló mucho por WeChat especulaba que la escasez de medicamentos para la fiebre reflejaba la falta de preparación del gobierno para relajar el control. Además, el artículo argumentaba que, si el gobierno hubiera mostrado la misma voluntad política que cuando implementó la “cero covid”, podría haber garantizado un amplio suministro de estos medicamentos.

“No le importa la gente de a pie, la abandona a su suerte e incluso se deleita en su caos”, decía el artículo, el cual instaba a los funcionarios a aparecer donde el público más los necesitaba para recuperar la confianza.

Este es exactamente el tipo de crisis de gobierno sobre la que Xi había advertido alguna vez al partido.

“No nos corresponde a nosotros juzgar la capacidad de gobierno o el desempeño de nuestro partido; solo el pueblo puede y debe juzgarlos”, dijo Xi en un discurso de 2013. “Si somos pretenciosos y nos divorciamos del pueblo o nos ponemos por encima de él, sin duda alguna nos abandonará. Este es el caso para cualquier partido y es una ley de hierro que no admite ninguna excepción”.

© 2022 The New York Times Company