Roban radares de las carreteras suecas para instalarlos en drones para la guerra
Un conflicto bélico que cada vez se asemeja más al guion de Mad Max y en donde todo vale para hacer daño al enemigo. Esa es la conclusión que se puede sacar al descubrir que el ejército ruso estaría utilizando componentes de radares de carretera para guiar sus drones en los ataques contra Ucrania.
El sorprendente descubrimiento, nunca confirmado por ninguna fuente oficial, lo habría desvelado un medio local sueco. Al parecer, son 166 los radares saboteados y siempre empleando el mismo procedimiento: los hurtos se producen entre media noche y las 3 de la mañana, y en todos los casos se llevan un componente: la lente.
En efecto, los cacos descartan el resto de elementos de gran valor y se quedan únicamente con la lente superrápida del radar, lo que supone un importante costo para los suecos, que han estimado el coste de cada radar en 22.000 euros.
Drones artesanales en el lado ruso
¿Por qué y para qué de los robos? Como hemos apuntado antes, los servicios secretos suecos tienen claro que sus componentes son empleados posteriormente para la confección de drones caseros de vigilancia.
Sí, en esta guerra, los rusos están utilizando hasta componentes de lavadoras debido a las carencias derivadas de las sanciones internacionales y que explicarían el porqué del robo de los radares.
El componente más cotizado en estos actos de sabotaje es la parte dedicada a la toma de la fotografía, a saber, el sensor de velocidad, el flash, el hardware dedicado al procesamiento de las imágenes y la óptica DSLR.
El grueso de los robos se ha llevado a cabo en los alrededores de Upsala y Estocolmo y han saltado las alarmas porque estas acciones no se parecen en nada a los clásicos sabotajes que suelen sufrir este tipo de dispositivos.
Ya se sabe: a uno le ponen una multa por ir a gran velocidad y como acto de venganza, si no se encuentra en sus cabales, se dedica a pintar con un spray el cristal de la óptica o incluso a intentar derribar el tótem que lo sujeta. Pero esto es distinto.
En este caso, los ladrones son “de guante blanco” y despiezan quirúrgicamente el dispositivo para posteriormente llevarse, intactas, las partes que les interesan. El gran problema al que se enfrentan las autoridades suecas reside en intentar evitar futuros sabotajes.
En la actualidad, son más de 2.000 los radares ubicados y distribuidos en zonas muy extensas en las que sería muy costoso establecer un sistema de vigilancia. Por otro lado, y como te hemos adelantado, los robos se producen siempre de madrugada.
Para cuando ha llegado la policía, los saboteadores han abandonado la zona y posiblemente hasta el país…