El lado oscuro de Bill Gates y el “monopolio caritativo” de los milmillonarios

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El cofundador de Microsoft, Bill Gates, asiste a una sesión en la reunión del Foro Económico Mundial en Davos el 17 de enero de 2024. Foto de FABRICE COFFRINI/AFP vía Getty Images
El cofundador de Microsoft, Bill Gates, asiste a una sesión en la reunión del Foro Económico Mundial en Davos el 17 de enero de 2024. Foto de FABRICE COFFRINI/AFP vía Getty Images · FABRICE COFFRINI via Getty Images

Una de las mejores cosas que pueden hacer los multimillonarios es donar su dinero a fundaciones benéficas, ¿cierto? No tanto. Detrás de la “generosidad” a menudo yace un gran espectro de factores que tienen más que ver con los intereses personales que con los objetivos de la humanidad. En otras palabras, la filantropía de los poderosos podría estar restringiendo el progreso de todos.

Al menos así lo piensa el periodista investigativo Tim Schwab, autor del libro “El problema de Bill Gates: abordando el mito del multimillonario bueno”. El fundador de Microsoft, según Schwab, sigue siendo un narcisista hambriento de poder, y su Fundación Bill y Melinda Gates es apenas un vehículo para acumular y desplegar su influencia en una escala mucho mayor a la de un simple magnate del software.

“Desvirtúan el destino de la financiación caritativa”

En una crítica al libro, el académico Andy Stirling, profesor del departamento de Investigación de Política Científica de la Universidad de Sussex, coincide con Schwab en que las prioridades personales de los ultrarricos suelen superar las necesidades reales de la sociedad “y desvirtúan el destino de la financiación caritativa”, a medida que “la riqueza, el poder y los privilegios globales se concentran cada vez más en manos de unos pocos hipermillonarios”.

Al igual que Schwab, Stirling considera que las fundaciones benéficas dirigidas por multimillonarios destinan enormes cantidades de dinero a “una gama estrecha de soluciones selectivas”, escribió en un artículo publicado el lunes por la prestigiosa revista científica Nature. Ambos expertos se cuestionan hasta qué punto la generosidad de los filántropos está, en efecto, respaldada por los contribuyentes de sus donaciones.


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Los impuestos

En su acta de hechos, la Fundación Bill y Melinda Gates declara que gasta miles de millones de dólares cada año (US$ 7.000 millones en 2022) en proyectos globales, desde impulsar investigaciones en materia de salud hasta intentar reducir la pobreza. Hasta la fecha, sus donaciones suman más de US$ 71.000 millones. La leyenda de las inversiones Warren Buffett ha donado alrededor de US$ 35.700 millones a la fundación desde 2006.

Stirling señala que solo en Estados Unidos existen cerca de 100.000 fundaciones privadas que controlan en conjunto cerca de US$ 1 billón en activos. Sin embargo, dice, hasta tres cuartas partes de estos fondos se deben en impuestos, ya que las leyes estadounidenses no dedican mucho escrutinio hacia cómo las organizaciones benéficas gastan su dinero.